El Gobierno se ha volcado esta semana en el objetivo —de momento, poco factible— de blindar el derecho al aborto en la Constitución. No cuenta con los votos necesarios del PP para hacerlo, pero ya ha dado un paso que, como mínimo, recupera el debate e intensifica el pulso con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, a quien ya amenaza con acudir a los tribunales si no pone en marcha un registro de médicos objetores de conciencia. La estrategia tiene un doble propósito. Por un lado, recuperar el voto femenino tras los escándalos del exministro José Luis Ábalos así como los fallos de las pulseras antimaltrato y la gestión posterior que hizo el Ministerio Igualdad. Y, a la vez, trata de erosionar el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo en lo que se perfila como el arranque de una larga precampaña.
Pedro Sánchez lanzó este martes el primer dardo de la jornada contra la presidenta madrileña. El jefe del Ejecutivo anunció el inicio de los trámites para incluir el derecho al aborto en la Constitución y un requerimiento formal a la Comunidad de Madrid para que ponga en marcha el registro de objetores. Dos ministras se encargaron de mantener el tono político de los anuncios en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
En una mesa en la que las cuatro responsables eran mujeres, la ministra de Igualdad y de Sanidad centraron sus intervenciones en cargar contra las decisiones y palabras de la presidenta madrileña. Ana Redondo recuperó así el protagonismo en esta materia, tras recibir —apenas dos horas antes— «todo el apoyo y comprensión» de Sánchez tras la crisis por los fallos en las pulseras antimaltrato.
También entró en juego —por segundo martes consecutivo— la ministra de Sanidad y líder de Más Madrid, Mónica García, que volvió a confrontar con Ayuso desde la mesa ministerial. «Le digo que las mujeres no nos vamos a ir a ningún sitio. Vamos a ejercer nuestros derechos aquí y ahora», lanzó, al tiempo que advirtió de que si la Comunidad de Madrid no crea el registro de médicos objetores del aborto, el Gobierno plantearía un recurso contencioso-administrativo «para que un juez le obligue» a ello.
Fuentes socialistas sostienen que «Ayuso marca el perfil a Feijóo» y, aunque reconocen que hay poco «margen» para que el blindaje del aborto en la Constitución salga adelante, barajan avivar el debate con el fin de «quitar las caretas» al PP. En este sentido, hay voces que ven con buenos ojos que el texto sea votado en un referéndum no vinculante si no se lograse el apoyo de las Cortes para realizar la reforma -esa consulta, no obstante, no cambiaría el hecho de que al Gobierno le faltan votos para reformar la Carta Magna-. «Tienen un agujero enorme», señalan sobre el debate interno que se podría dar en el partido.
Con ello también buscan desgastar el liderazgo de Feijóo. De hecho, después de que la semana pasada el PSOE convirtiese el «Ánimo, Alberto» de Sánchez en su nuevo eslogan, el presidente volvió a la carga este martes al considerar que el PP ponía sobre la mesa el adelanto electoral con el único fin de «cerrar el debate sucesorio respecto a Feijóo».
A por el voto femenino
Los socialistas creen que tanto el tema del aborto como la confrontación con Ayuso les puede ayudar a recuperar un voto femenino que fue clave para el PSOE. Fuentes del partido reconocen que tanto la crisis de las pulseras antimaltrato como los escándalos de Ábalos les ha podido hacer mella.
En el caso de los mensajes del exministro y ex número 3 del partido, José Luis Ábalos, en los que habla de repartirse mujeres con Koldo García, Sánchez intentó poner coto a ello este mismo martes. «Lo lamento mucho y estoy muy decepcionado cuando escucho esas declaraciones», pronunció. Aprovechó para recordar que el PSOE cambió el pasado mes de julio su Código Ético para para expulsar a los clientes de prostitución del partido antes de volver a entonar el mea culpa. «Pido perdón, sobre todo a las mujeres, pero el compromiso feminista del Gobierno se ve en las políticas», fijó.