El PP hace un juego de equilibrios. Mientras Alberto Núñez Feijóo no tenga el apoyo asegurado para liderar una moción de censura, redoblará la presión sobre los socios que sostienen el «proyecto corrupto» de Pedro Sánchez. La principal fuerza de la oposición elimina de su vocabulario el concepto ‘moción de censura’. Entiende que de no hacerlo, la presión recaería sobre Feijóo. En su lugar, apuestan por poner «frente al espejo» a los partidos que apoyan al Ejecutivo pese a la trama corrupta que ya ha ocasionado el encarcelamiento del que fuera secretario de Organización del PSOE Santos Cerdán por organización criminal, cohecho y tráfico de influencias. «Tienen que elegir: o romper con Sánchez o su corrupción les romperá también a ellos».

El objetivo del PP es retratar a los grupos parlamentarios ante su electorado y presionar hasta que sean estos los que o bien se decidan a romper con Sánchez, abriendo así la puerta a una moción de censura, o bien dejen entrever su doble vara de medir en función de quién cometa un delito, ya que fueron los mismos que apoyaron en 2018 la moción contra Mariano Rajoy por la trama Gürtel.

«¿Creen que hay corrupción buena si viene de un partido de izquierdas?», se preguntaba este martes el portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado, quien ha asumido el encargo del líder popular de iniciar una ronda de contactos con todos los portavoces parlamentarios —menos con Bildu— en aras de sondear los apoyos del Gobierno y, en consecuencia, los de Feijóo.

A lo largo de la jornada, Tellado comunicó en privado a cada una de las formaciones su interés por iniciar dichos contactos. «El PP no llamará a los grupos parlamentarios para pedir sino para escuchar», insistieron durante todo el día. Desde Génova tratan de mantener la discreción de las conversaciones y avisan de que no van a renunciar a llamar a todos ellos quieran o no «coger el teléfono al primer partido del país». Tampoco se abstendrán de ello aunque la mayoría de los grupos ya hayan manifestado su rechazo a hablar con el PP, como ERC o Podemos, o hayan pegado una patada para adelante, como es el caso de Junts o PNV.

Los independentistas catalanes se abren a dialogar con el PP, pero con la condición de que sea en Waterloo, donde se encuentra el prófugo Carles Puigdemont. Un requisito que ya han rechazado los de Feijóo: «Nosotros no vamos a hacer lo que a otros hemos criticado. No somos como el PSOE», argumentó Tellado, tras varias preguntas de los medios. Mientras que los nacionalistas vascos dicen que van a «reflexionar» sobre su apoyo al Gobierno al tiempo que desdeñan la oferta del PP por considerarla un engaño.

«Es evidente que el PP no busca un espacio de entendimiento con EAJ-PNV», sostienen desde el partido tras afear que tanto las formas en que han conocido estos contactos por la prensa como por el contenido del mensaje: «No explica cómo quiere serlo ni cómo quiere ganarse el apoyo de otros grupos». Vox, por su parte, asume como éxito suyo que Feijóo no haya aceptado reunirse con Puigdemont y avanza su apoyo a una supuesta moción de censura para convocar elecciones «sin cesiones al separatismo».

De este modo, en Génova cuentan con el apoyo de los de Santiago Abascal y recuerdan que Feijóo está solo a falta de cuatro votos, los mismos que le faltaron para su investidura fallida tras las elecciones generales de 2023. También enfatizan en que en cualquier caso «esto no va de la moción de censura», que creen que solo serviría de «balón de oxígeno» a Sánchez, sino también de «escuchar y disfrutar de cómo los socios defienden la continuidad de un proyecto corrupto como el del presidente del Gobierno».