La comparecencia ofrecida este miércoles por la ya exmilitante socialista Leire Díez, que debía servir para aclarar los audios en los que aparece pidiendo información comprometedora para la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil a un empresario investigado por la justicia, terminó siendo una declaración sin preguntas con tintes de sainete en la que Díez se limitó a repetir las justificaciones que ya había dado. La exmilitante insistió en que trabajaba en solitario, no por órdenes del PSOE ni de Moncloa, y también sostuvo que sus conversaciones formaban parte de una investigación periodística para publicar un libro sobre las cloacas del Estado.
La declaración de Díez tuvo lugar en una sala de un hotel de Madrid absolutamente abarrotada de periodistas, en la que la exmilitante apareció en torno a las 9.30 de la mañana y se mantuvo silenciosa durante media hora mientras las cámaras y los fotógrafos tomaban imágenes de ella desde todos los ángulos. Puntual, a las 10 de la mañana, Díez comenzó su declaración definiéndose como «militante del PSOE hasta que tramite hoy la baja» y también como «periodista y una ciudadana con derechos». «Se puede ser socialista y periodista, se puede ser socialista y realizar un trabajo de investigación, como es el caso, para hacer un libro», empezó diciendo.
«Este trabajo comenzó a través de los conocidísimos casos de la Kitchen, la policía patriótica, las investigaciones insólitas a partidos como Podemos, la Operación Cataluña, etcétera», explicó Díez, que aseguró que el objetivo de su «tarea de periodismo de investigación» era «publicar un trabajo que evalúe» diferentes casos nocivos «para nuestro Estado de derecho, en los que se han constatado delitos graves que han tenido o tienen amparo político». Pero ese trabajo, insistió, «en ningún caso lo he llevado en nombre ni en representación de nadie». «Lo repetiré las veces que haga falta», planteó Díez, que aseguró que no es «ni fontanera, ni cobarde».
«Se me ha conocido por una grabación ilegal en un despacho de abogados», y la difusión de esos audios también será «objeto del trabajo que estoy investigando», prometió la exafiliada socialista. «No solo porque me afectan, sino porque las filtraciones prefabricadas son algo que nuestro Estado de derecho debe abordar con rapidez», argumentó, para posteriormente asegurar que la reunión que mantuvo con el empresario investigado Alejandro Hamlyn «duró mucho más tiempo» que los pocos minutos de grabación que se han publicado «y resulta imprescindible conocerla en su totalidad para un juicio ponderado de su contenido».
«No hay Estado de derecho perfecto, una democracia no puede mirar a otro lado cuando puede haber un mal funcionamiento de cualquier servicio público, máxime si afecta a derechos fundamentales», terminó Díez su declaración, en la que confirmó lo que ya adelantó el PSOE el martes: que había solicitado su «baja voluntaria y temporal» de militancia. «Lo hice yo, para poder atender a todo el mundo y hablar de lo que ha pasado durante la semana pasada», y «espero que sea temporal», porque «ni me van a intimidar, ni me van a parar», sostuvo.
Aldama irrumpe por sorpresa
En esa reunión grabada y publicada también estuvo presente otro empresario investigado, Javier Pérez Dolset, que hizo acto de presencia entre el público de la declaración de Díez este miércoles. Y no fue el único: también apareció por sorpresa el comisionista imputado Víctor de Aldama, que lejos de mantener un papel discreto, se acercó a increpar al final de la declaración a Díez y, a voz en grito y entre una nube de periodistas, aseguró que «todo esto es una pantomima», acusó a la exmilitante del PSOE de trabajar para el presidente Pedro Sánchez y espetó que «está mintiendo en todo, se está riendo de todos».
Dolset, entonces, ha empujado a Aldama para evitar que se acercase a la exsocialista. «¡No me empuje! ¡No me toque!», ha dicho el comisionista, que en una entrevista concedida más tarde a Telecinco ha denunciado que Dolset le ha empujado «como un macarra».
«Leire Díez mentido en todo, ¿no os dais cuenta? Se está riendo de todo el mundo. ¿No habéis escuchado los audios? Es una sinvergüenza. Sacadla, llamad a la Policía, la sinvergüenza esta», insistió Aldama ante unos periodistas estupefactos que preguntaban qué hacía allí. «Esta señora no sabe lo que ha hecho hoy viniendo aquí. Ya lo veréis lo que va a pasar. Ya lo verá también el presidente del Gobierno y [el número tres del PSOE] el señor Santos Cerdán», amenazó.