Sumar prepara la contraofensiva tras la dura derrota parlamentaria que sufrió el miércoles, cuando el voto de PP, Vox y Junts derribó en el Congreso el proyecto de ley para la reducción de la jornada laboral. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, anunció la semana pasada que, si se terminaba produciendo esa derrota, volvería a presentar la norma para intentar sacarla adelante por segunda vez. Y fuentes de su entorno se muestran confiadas en que, en ese segundo intento, la presión social para aprobar una medida que comparten —según las encuestas— buena parte de los votantes de partidos conservadores hará mella en el rechazo de Junts a la norma y permitirá que salga adelante, pese a que esa misma estrategia ha fallado en la primera tentativa.
La semana pasada, Díaz quiso ponerse la venda antes de la herida ante la previsible derrota parlamentaria y aseguró que su «paciencia es infinita» y que no cejará en el empeño de sacar adelante la reducción de la jornada laboral. En la misma línea, el miércoles, cuando se certificó esa derrota, la vicepresidenta aseveró que, aunque hubiera perdido «una votación, la reducción de la jornada y subida de los salarios está ganada en la calle» porque «todo el país quiere que salga adelante«. Y fuentes cercanas a Díaz planteaban hace ya semanas la misma idea: que «a veces una derrota parlamentaria es una victoria política».
Todas esas afirmaciones parten de una misma hipótesis: que la ciudadanía ve muy mayoritariamente con buenos ojos la reducción de la jornada laboral y que, a largo plazo, es insostenible para las formaciones de la derecha, y en especial para Junts, oponerse a la misma, puesto que una parte sensible del propio electorado conservador la comparte. «Los 137 diputados del PP no aplaudieron ayer [tras la votación que ganaron] porque saben que están golpeando a 12 millones de personas», y «Junts se ha equivocado porque tenía la gran oportunidad de hacer una aportación clave para Cataluña y para España» y «porque es un debate que sus votantes quieren que se dé», afirmó expresamente la propia Yolanda Díaz este jueves en una entrevista en Ondacero.
En base a esa reflexión, fuentes del entorno de la vicepresidenta explican que, en los próximos días, los estrategas del Ministerio de Trabajo y la propia Díaz se sentarán a analizar cuáles deben ser sus próximos movimientos. Presentar de nuevo en el Congreso el proyecto de ley para reducir la jornada es una decisión que ya está tomada, pero la vicepresidenta y los suyos deben decidir cuándo lo harán, algo que no solo depende de Sumar, sino que necesita del beneplácito del PSOE, aunque los socialistas están de acuerdo con volver a intentarlo. Estas fuentes evitan concretar el calendario, pero sí deslizan que, cuanto más cerca de las próximas elecciones se tramite de nuevo la medida, más costoso será —a su juicio— que partidos como Junts la vuelvan a tumbar.
Asimismo, Trabajo debe decidir si realiza cambios en el texto que ha sido rechazado y si convoca de nuevo a sindicatos y patronal, aunque los empresarios, en la última negociación, se negaron a secundar la propuesta final. Las fuentes consultadas también plantean la posibilidad de que el Ministerio que lidera Yolanda Díaz trate de reunirse de nuevo con las organizaciones empresariales catalanas, cuyo rechazo a la reducción de la jornada —especialmente en el caso de Pimec, la patronal de las pymes— ha sido clave para decantar el voto en contra de Junts.
Todos esos detalles de la estrategia están aún por concretar, aunque Díaz ya ha comenzado a tratar de fijar en el debate público el mensaje de que Junts se ha equivocado y que la reducción de jornada es una medida prácticamente inevitable. El entorno de la vicepresidenta cree que, más que una incompatibilidad ideológica absoluta con la medida, el voto de los independentistas se explica por su propia indefinición interna sobre el futuro de su relación con el Gobierno. Fuentes del entorno de la vicepresidenta consideran, además, que el rechazo de los partidos de derechas a la norma, lejos de haber perjudicado a la líder de Sumar, ha reforzado su imagen en un momento en el que está necesitada de oxígeno político tras muchos meses de continua bajada de su formación en las encuestas.
En esta ocasión, la derrota parlamentaria de Díaz no ha provocado marejada interna dentro de Sumar. Los integrantes de la coalición han centrado sus críticas en Junts y no en la forma que ha tenido de negociar la medida la vicepresidenta, y este jueves el coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, aseguró que «la derecha, sea española o catalana, se envuelve en la misma bandera, la de los empresarios». Por su parte, otras fuentes de Sumar pertenecientes a otras formaciones aliadas de Díaz aseguran secundar la estrategia de presión de la vicepresidenta contra Junts.