Mié. May 7th, 2025

A falta de que el grupo del Gobierno que lo investiga dé una causa concreta del apagón masivo de la semana pasada, con el paso de los días se van uniendo elementos que contribuyeron a formar lo que parece cada vez más una tormenta perfecta que desembocó en el ‘cero eléctrico’. Uno de ellos tiene que ver con la parte negativa que también conlleva la bajada del precio de la electricidad de origen renovable, que igual que beneficia a hogares y negocios, provoca pérdidas en los generadores. También a las centrales nucleares. Dos de los siete reactores que hay en España —Almaraz I y Cofrentes— no estaban activos ese día debido a las horas en las que la electricidad tendría precio cero o negativo y no era rentable, algo que fue posible porque Red Eléctrica consideró que había «generación suficiente» y más barata, como marca la normativa, con ciclos combinados, con gas. Sin saber si esta circunstancia tuvo algo que ver con el apagón, que estos dos reactores —tres, en realidad, porque a ellos se sumó la central de Trillo, que estaba recargando combustible— estuvieran inactivos hizo que el sistema contara con menos capacidad para haber estabilizado el sistema eléctrico ante las tres perturbaciones identificadas de momento y que terminaron tumbando el sistema en un apagón histórico.

Junto al presunto papel en el apagón de la energía renovable, de la excesiva presencia de energía fotovoltaica de ese día o las todavía no identificadas plantas de generación en el sur y el suroeste del país, la cuestión de si la energía nuclear habría o no podido evitar el ‘cero eléctrico’ ha estado también sobre la mesa desde el primer momento. Este lunes, el presidente del Foro Nuclear, Ignacio Araluce, respondía al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que un día después dijo que, lejos de ser una solución, las nucleares «habían sido un problema» al asegurar que «durante el apagón, las centrales no fueron ninguna rémora, sino que aportaron estabilidad al sistema». «No fue suficiente y por eso cayó, pero desde luego no fue una rémora», ha insistido.

Tres reactores parados, dos por motivos económicos

Y esta estabilidad insuficiente tiene también que ver con que ese día dos de los siete reactores nucleares que hay en las cinco centrales españolas no estuvieran funcionando debido a motivos económicos, sin que Red Eléctrica viera problemas en ello para asegurar el suministro. «En el sistema había generación suficiente [con ciclo combinado] para resolver cualquier restricción que pueda surgir en el periodo que nos comunicación su intención de parar», explican desde REE, que recalca que, como en otras ocasiones fue una decisión exclusiva de las centrales nucleares. «Si no hubiera sido así, las hubiéramos programado por las restricciones que hicieran falta en cada momento», añade el organismo.

Como los ciclos combinados que producen electricidad con gas o la hidráulica, la nuclear es también una tecnología que da estabilidad al sistema porque tiene una menor capacidad de reacción ante una disminución de la frecuencia de la red, que tiene que mantenerse en 50 hercios. Es la ya famosa «inercia», que hace que tarde más tiempo en adecuarse a una frecuencia anómala, a una perturbación, y dé al sistema unos segundos preciosos para intentar devolverla a los 50 hercios.

Sin embargo, el 28 de abril la nuclear cumplió en menor medida ese papel debido a que tres de los siete reactores que hay en España estaban parados. Dejando a un lado la central de Trillo, que también lo estaba porque estaba recargando combustible, los reactores de Almaraz I y Cofrentes no funcionaban, simplemente porque operando perdían dinero. Tras comunicarlo, Red Eléctrica comprobó que era compatible con la seguridad de suministro y, como en otras ocasiones, modificó el programa de generación hidráulica y con gas «para cumplir con los criterios de seguridad».

Precios de la electricidad no rentables

Como otras veces, todo empezó la víspera del gran apagón, cuando se conforma el mix energético del día siguiente, teniendo en cuenta las previsiones de electricidad que será necesaria y haciendo entrar en él a las tecnologías más baratas para, si es necesario, terminar con la más cara, que suele ser el gas, que encarece el conjunto.

Fue entonces, en este proceso que controla el Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE), cuando las eléctricas propietarias de Almaraz y de Cofrentes –Iberdrola en los dos casos  y también Endesa y Naturgy en la central extremeña- vieron que el día del apagón estaba previsto que los precios de la electricidad estuvieran a cero euros o a precios negativos durante tantas horas que el precio medio diario no compensaría lo que ellas tendrían que pagar por impuestos, precisamente la otra batalla del sector nuclear contra el Gobierno en su reclamación de mantener abiertas las centrales más tiempo de lo que dice el calendario de cierre pactado en 2019. En concreto para ese día, había cuatro horas de precios a cero y cinco a precios negativos, hasta de -3 euros/Mwh, según OMIE, que daba una media diaria de 18 euros/Mhw.

«A Red Eléctrica se le pidió permiso y, aunque tú quieras parar no te dejan por estabilidad del sistema, en esta ocasión no dijo nada«, explicaba este lunes Araluce, el presidente de Foro Nuclear, el lobby de este sector. En su resumen de lo ocurrido el día del apagón, Foro Nuclear afirma que los dos reactores pararon «sin haber sido requerido su funcionamiento por parte de Red Eléctrica por las restricciones técnicas».

No era la primera vez que Red Eléctrica no veía obstáculo para que las centrales nucleares pararan por una cuestión de no rentabilidad económica al considerar que había garantías más baratas para garantizar la generación eléctrica en cumplimiento de la normativa. Por el mismo motivo, en 2024 Cofrentes paró en momentos puntuales entre el 8 de marzo y el 3 de abril y Almaraz I, entre el 8 y el 24 de marzo y también hubo paros en Semana Santa de este año, en una dinámica que desde el sector explican que no es automática ante precios demasiado bajos de la electricidad. La decisión no se toma porque vaya a haber determinadas horas a precio cero un día, sino porque la media diaria no sea rentable y haya perspectivas de que en los siguientes días vaya a seguir siendo así, como fue el análisis de cara al día del apagón masivo. Ante esa situación y previa comunicación de las empresas, el operador del sistema que preside Beatriz Corredor puede permitirlo o, alternativamente, que las centrales bajen la carga y operen a menor potencia.

Trasladado al 28 de abril, lo sucedido tiene dos vertientes. Una, meramente económica, entronca con la reclamación que las propietarias de las centrales nucleares hacen al Gobierno para que les rebaje o quite impuestos y baje la tasa Enresa, que también trasladan a las comunidades autónomas sobre los tributos medioambientales. La otra, la que tiene que ver con el apagón, pivota sobre la incógnita acerca de qué habría pasado si los reactores Almaraz I y Cofrentes hubieran estado operativos ese día y si habrían sumado a otras centrales y otras instalaciones de hidráulica y ciclo combinado la inercia necesaria para haber evitado que la red eléctrica se desestabilizara por debajo de los 50 hercios.

«No tengo ni idea«, responde Araluce a la hipótesis de que si estos dos reactores no hubieran parado por motivos económicos se habría evitado el apagón, que tampoco frenó el 10% de electricidad de origen nuclear que en ese momento estaba entrando en el sistema. «Red Eléctrica nos dijo que paráramos», añade Araluce, mientras que el operador subraya que las nucleares «no requerían un permiso específico de REE para dejar de funcionar», más allá de las restricciones técnicas que sea necesario hacer para asegurar el suministro.

«No fueron una rémora»

En línea con el mantra del Ministerio de Transición Ecológica, de que se sabe qué paso a partir de que se produjo el apagón pero no justo antes y que eso es lo que hay que investigar, Araluce no da una respuesta a si la energía nuclear podría haber evitado o amortiguado el apagón, pero niega que las centrales fueran un «problema» -«no fueron una rémora»- y explica por qué, tras el apagón no participaron en el proceso de reposición de la red que encabezaron las interconexiones, la hidráulica y los ciclos combinados, y las centrales no empezaron a operar hasta casi dos días más tarde.

«Las unidades pararon y  aprovecharon para hacer mantenimiento», explica Araluce, sobre la razón por la que tardaron tanto en el «arranque posterior». Lo que rechaza totalmente es la acusación que se ha hecho a las centrales nucleares de haber consumido electricidad que era necesaria para hacer funcionar el sistema. Durante el apagón, explica, las centrales dispusieron de generadores diesel para mantener activos los procesos básicos y cuando empezó a haber suministro, se engancharon a la red, pero consumiendo solo 20 MW por unidad. «comparados con los miles de megavatios de la recuperación».

Por Admins

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